S
i los adolescentes votaran, en el Planeta mandaría Justin Bieber, un
chaval canadiense de 16 años que canta y que esta noche estará en
España. Lo adoran desde que tenía 13, cara de niña, voz de crío y le
gustaba cantar en su casa como Stevie Wonder. Entonces no le conocía
nadie. Su madre, la soltera Pattie Bieber, que había tenido problemas
con el alcohol antes de que naciera el chaval, lo grabó y lo colgó en
Youtube en 2007. Los grandes sucesos ocurren por casualidad: el experto
en márquetin Scott Braun escuchó una de sus versiones y decidió
convertir al becerro en un becerro dorado. ¿Un viaje para grabar una
maqueta? Su madre consultó con los pastores de la iglesia de Stratford,
su pueblo en Canadá, y rezó mucho: «Dios mío, yo te lo ofrecí a ti. Tu
ahora podrías enviarme un sello discográfico cristiano». Le tocó uno muy
hábil. Viajaron y después de varias audiciones, al chaval se lo rifaban
Usher y Justin Timberlake (a los dos los imitaba en sus vídeos). Firmó
con RBMG, grabó su primer disco 'My World' y se convirtió en el mesías
de los quinceañeros del mundo. Para enfadar a sus fans, cabría decir que
ni canta como Pavarotti, ni baila como Shakira, ni falta que le hace.
Vende todo lo que toca, eso sí. Es el nuevo icono de la música joven al
estilo de la hornada de estrellas de Disney, aunque él saliera de los
bajos fondos de Youtube y ya lo hayan asesinado los siempre ácidos
guionistas de South Park.
Esta
tarde estará en el Corte Inglés de Preciados en Madrid firmando
autógrafos y el jueves se ponen a la venta las entradas para sus
conciertos del 5 de abril en Madrid y el 6 de abril en Barcelona. ¿Quién
es Justin Bieber? Busque en el iPod de su hijo, probablemente encuentre
las canciones de este chaval de 1,62 -un palmo menos que Joselito-, que
peina flequillo y tiene cara de no haber roto un plato en su vida.
Ha
batido más récords que un piloto de Fórmula 1. Su canción 'One Time'
consiguió ser 17 en el Billboard Hot 100 y el disco de platino en EE UU y
Canadá. Con el disco 'My World' ha sido el tipo más joven de la
historia en ser número uno en el Billboard Hot desde su querido Stevie
Wonder. Más de 300.000 copias vendidas. Ha repetido el éxito con 'My
World 2.0' y ahora espera arrasar con 'My World-Colection'. La semana
pasada triunfó en los American Music Awards con cuatro premios (todos a
los que estaba propuesto), incluido el de Mejor Artista del año.
Antes
de sacar el disco, su fenómeno fan apuntaba maneras tempranas para
dejar en paños menores al movimiento fan de los Beatles. Sucedió que el
'niño' acudía a un centro comercial de Nassau, en Bahamas, a
promocionarse. Las admiradores llegaron al lugar horas antes de que
Bieber asomara su flequillo trigueño por el escenario. Todas querían
estar en primera fila, con sus ropas fluorescentes, sus cuerpos pintados
a rotulador, sus cámaras de fotos, sus lágrimas por derramar y ese amor
desmedido, capaz de tirar abajo los muros de Jericó y las vallas de
seguridad. Se pusieron nerviosas, hasta agresivas y terminaron en una
enorme pelea al estilo de las de Astérix contra los romanos. Hubo
mamporros, tirones de pelo, pánico, suspensión del concierto y hasta el
vicepresidente de la discográfica detenido por no colaborar con la
Policía para amansar a las fieras.
De
escenarios para dentro, el Rey Midas es un chaval normal. Le gusta ir
al cine con los colegas y adora a Beyoncé, con la que haría «todo lo que
fuera», en la música, se refiere. No es el típico 'machito' y está en
esa época de la vida en la que caben los juramentos eternos. Ha
prometido dos cosas y las dos son difíciles de cumplir: nunca se
acostará con ninguna admiradora y llegará virgen al (primer) matrimonio
para entregarse por primera vez a la mujer de su vida. Al tiempo.
Agradecido
Nadie
es capaz de asegurar si llegará a los 25 siendo el rey del pop
adolescente, pero de momento, se sale en Internet. Tiene cuenta en
Twitter, en la que ha felicitado el día de Acción de Gracias a sus
seguidores. Ha dicho «Happy Thanksgiving... Podría escribir un libro
entero diciendo por todo lo que estoy agradecido... pero permítanme
decir que cada nuevo día es otra bendición». Cada vez que suelta un
aforismo de tal talla lo leen sus 6.145.337 'followers' -cuando usted
llegue este párrafo serán algunos miles más-, que le han encumbrado como
el hombre más leído de Internet. Supera en 400.000 al mismísimo Barack
Obama y a Ashton Kutcher -el marido de Demi Moore-, que le pisa los
talones. Por delante, sólo tiene a Britney Spears -que también juró
llegar virgen a la boda- y a Lady Gaga, la mujer filete a la que siguen
siete millones de humanos. El mozo, que asegura que sólo 'libra' un día a
la semana en el que puede hacer de chico normal con los amigos, vive
entre el Twitter y el Youtube, en compañía de muchos. Su vídeo de 'One
Time' ha tenido 194 millones de visualizaciones, lo que quiere decir que
para alcanzar la cifra, cada español vivo tendría que haber visto la
pieza cinco veces (el estribillo se acaba pegando). Las comparaciones
son odiosas, pero el vídeo de 'Let It Be' de los Beatles más visto tiene
16 millones de visitas.
El
pequeño hombre de las masas también llama la atención de las minorías y
es un referente para una parte de las lesbianas del mundo. Se cortan el
pelo como él , visten su ropa y hasta utilizan el maquillaje para
reproducir sus facciones femeninas. Tienen incluso todo un movimiento
'on line' en el que intercambian fotos de ellas imitando al canadiense y
que terminan en un blog de 'Lesbianas que se parecen a Justin Bieber'
(http://lesbianswholooklikejustinbieber.tumblr.com). Se hacen llamar
'biebianas'. Los responsables de su carrera no dan puntada sin hilo.
Quizás para aprovechar el 'boom' de su lado femenino, Bieber vende todo
tipo de 'merchandising' entre los que figuran muñecos, gorras,
auriculares y hasta cedés. Incluso se ha lanzado a la piscina con una
fragancia unisex que empapa todos sus artículos para que sus fans se
dejen la pituitaria aspirando. También vende una línea de pintaúñas. Y
tiene hasta su propia leyenda urbana: algunos malpensados rumorean que
Justin es una niña.
A
los 13 años, su madre colgó algunos vídeos suyos versionando a artistas
como Stevie Wonder. Lo descubrió Scott Braun, su manager, y tres años
después es el artista revelación y el más joven en haber llegado al
número uno.